Amanecía el Viernes Santo y en la Hermandad ya afloraban las primeras señales propias de la fecha más importante de nuestro calendario. En las horas más tempranas, nuestra Hermandad visitaba a las Hermandades del Silencio y la Fe, recibiendo en nuestra casa, San Pedro, posteriormente la visita conjunta de las Hermandades del Santo Entierro y la Fe. También    tuvo el Descendimiento el honor de contar con la presencia de nuestro obispo D. José Vilaplana y del Señor Alcalde D. Gabriel Cruz junto a las distintas autoridades del Ayuntamiento de Huelva. Ofrendas de amor y hermanamiento a las que se sumaron las Hermandades pertenecientes a nuestra parroquia, la de la Borriquita y la de Pasión. A las doce y media dieron comienzo los Santos Oficios con la lectura de la Pasión de Nuestro Señor y la adoración de la Santa Cruz, oficiados por D. José Arturo Domínguez Asensio.

A las siete todo estaba preparado, se abrieron las puertas de la Mayor de San Pedro para venerar públicamente el Cuerpo Verdadero, verdaderamente atormentado, sacrificado en la Cruz por la Humanidad a la que es entregado por Nicodemo y José de Arimatea consumada ya su misión redentora. Pasaje plasmado con gran acierto por D. Antonio León Ortega con un misterio que encabeza la cumbre de su obra artística, gran exponente de la imaginería del siglo XX que, ante la mirada de la Virgen del Calvario, es enmarcado por el incomparable entorno de San Pedro y acompañado por la Banda de Cc y Tt del Santísimo Cristo de la Expiración de Huelva, con uno de sus músicos tocando desde lo más alto del cielo. Tras el Señor, su Madre María Santísima en la Resignación de sus Dolores, el Lirio traspasado y dolorido, Virgen Prudente que sumida en su amarga aceptación pareciera querer pasar silenciosa y muda, con la modestia propia de una madre buena. Pero son tantas sus virtudes que a todo onubense atrapa a su paso, como un Ave María, tan sencillo pero tan hondo, con la conjunción perfecta que la Virgen de Resignación forma con el Liceo Municipal de la Música de Moguer, que ofrece cada año un repertorio considerado por los expertos de primera línea en el panorama musical cofrade actual de Andalucía. Otro Viernes Santo más, la cofradía continuó afirmándose en el corte romántico y fúnebre, con la novedad de unos exornos florales de la mano de Galo Florista en ambos pasos, manteniendo la línea tan característica de los últimos años.

El fuerte viento deslució la jornada a lo que se sumó la lluvia débil pero en la justa medida como para hacer que la cofradía volviese a la Mayor de San Pedro estando recién realizada su estación de penitencia en la Purísima Concepción.

Lágrimas de emoción entre los hermanos que vieron truncado su sueño de Viernes Santo por una lluvia que se evidenciaba cuando el paso de palio recorría los últimos metros del porche de San Pedro. Pese a las condiciones meteorológicas desfavorables el transcurrir del Señor del Sagrado Descendimiento y María Santísima en la Resignación de sus Dolores fue un año más de marcada elegancia y exquisita presencia destacando la bajada del Señor por Licenciado Juan A. Mora con la célebre adaptación del Ave María de Caccini llevada a cabo por las Cigarreras de Sevilla, y tan significativo para nosotros al adaptarlo posteriormente en 2015 el Liceo de Moguer para Nuestra Señora; y la revirá en la Plaza Alcalde Coto Mora con otra adaptación de pieza clásica para cornetas y tambores, el Stabat Mater de Kodaly adaptado por las Tres Caídas de Triana. El fulgor de María Santísima en la Resignación de sus Dolores tampoco se vio mermado pese a las inclemencias, pudiéndose oir a su paso un deleite de piezas de principio del siglo XX como «La Virgen en sus lágrimas» de López Farfán, piezas de Lerate, Cebrián y Font de Anta con su poema sinfónico «Soleá dame la mano»; así como marchas del panorama actual como la dedicada a la Hermandad «Resignación y Calvario» de nuestro querido Iván Macías, director del Liceo de Moguer, o «La Vía Sacra» de Rafael Wals Dantas. Pero sin lugar a dudas el broche fue el mismo que cada año arrebata suspiros a quien lo presencia, cuando el llanto de la Señora se hace adagio de la mano del Liceo que cada año nos trae a Albinoni y se estremecen nuestras almas cuando Ella pasa, volando, ausente, para posarse por un año y atender las súplicas de los suyos y recibir el agradecimiento de tantos corazones enamorados que acuden a sus pies.

 Finalizar agradeciendo a todas las personas y entidades que han formado parte y engrandecen nuestra estación de penitencia, especialmente a Avadi Down por regalarnos esa levantá tan sincera y emotiva, y por supuesto a las formaciones musicales que nos acompañan por su acertadísimo hacer y su cariño. 

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